En el año 1996 me ocurrió una experiencia que transformó mi vida para siempre.
Tenía entre 22 y 23 años, vivía solo en Guayaquil y me estaba formando como psicólogo profesional. Llegué a Ecuador a mis 17 años, justamente a estudiar psicología clínica en la Universidad de Guayaquil.
Los primeros años fueron muy duros para mí, ya que me costaba mucho adaptarme al ambiente de la ciudad, sin embargo, no era la ciudad el problema, sino yo mismo que traía traumas y conflictos existenciales sin resolver de mi infancia y adolescencia.
Es así que visité varias religiones y varios centros filosóficos, también leía muchos libros de psicología y también de crecimiento personal, tratando de encontrar mis repuestas y sobre todo tratando de liberarme de lo que parecía ser una pesada sombra en mi vida. Me deprimía mucho y presentaba síntomas de pánico escénico y fobia social. Un día me encontré con la Meditación, conocí a una persona que me enseñó a meditar y me facilitó unos libros raros para mí en ese entonces, que tenían que ver con el mundo espiritual, la meditación y el despertar de la kundalini.
Empecé a leer estos libros y a practicar la tan aclamada meditación.
Notaba que nada me había ayudado tanto en mi ansiedad, miedos y depresión como la práctica de la meditación y la gimnasia psicofísica. De repente me empecé a sentir como nunca antes me había sentido, en paz, tranquilo y conectado a la sociedad y a toda la naturaleza.
Ya no tenía ni ideas ni sentimientos de miedo a hablar en público, tampoco miedo a expresar lo que sentía en pequeños grupos en la Universidad.
Por aquel entonces, a pesar de mi timidez y baja autoestima, había fundado un periódico en la faculta de psicología con la ayuda de otros compañeros. Al experimentar una nueva confianza con la práctica de la meditación, me animaba a realizar más actividades con el periódico. Sentía que había por fin descubierto “algo” realmente maravilloso y que podía ayudarle a todo el mundo.
Pero poco a poco se iban sumando otras, digamos habilidades, que nunca antes había experimentado.
Mi cuerpo parecía tener más fuerza, levantaba unas pesas que tenía en el departamento y las sentía con menos peso que antes. Cuando leía un libro comprendía con mucha más claridad lo que leía, era como si pudiera captar lo que el autor quería expresar.
Experimentaba una sensación de amor y conexión con todo lo existente, me parecía que todo lo que había en el Universo contenía la misma esencia incluyéndonos a nosotros.
En esencia todos los humanos y todo lo existente, el agua, el aire, las plantas, la tierra, las estrellas, todo, estamos hechos de lo mismo y tenemos el mismo origen. La sensación de amor no era como el amor que habitualmente estamos acostumbrados a sentir, generalmente con deseo y apego, no, este otro tipo de Amor era Universal.
Todo iba bien, hasta que mi Yo Racional empezó a entrometerse en lo que sentía.
Mi sistema de creencias adquirido en mi infancia y adolescencia empezó a boicotear todo lo maravilloso que estaba experimentando, mi mente empezó a cuestionar esta nueva experiencia transpersonal, esta percepción suprareal.
Mi mente empezó a decirme, ¿qué te pasa Wilson, acaso te estás volviendo loco?, ¡No es normal lo que sientes y experimentas, algo ha cambiado en ti y está mal!
Estos pensamientos cada vez eran más intensos y me iban provocando el miedo que antes sentía y que me estaban generando la fobia social y en general el miedo a vivir.
Una noche todo se agravó, pues al estar acostado sobre mi cama con los ojos cerrados, experimentaba que mi cuerpo se elevaba hasta el techo del departamento en un piso trece. Abría mis ojos y estaba en mi cama, cerraba los ojos y volvía a elevarme, algo así como lo que llaman un viaja astral o la expansión de la consciencia.
Con esto confirmaba lo que mi Yo Racional me decía con su sistema de creencias, “algo malo” había hecho con la meditación y por eso ahora me estaba volviendo loco. Mi mente estaba muy alterada esa noche, estaba muy sensible mentalmente, un pensamiento me llevaba a otro sin mi control, y más que un pensamiento eran como fotogramas que aparecían en mi mente, cientos de fotogramas de, por ejemplo, un recuerdo de niño y la relación con muchas cosas que me habían pasado después.
Era como mirar mi vida en fotos holográficas, todo se relacionaba con todo en mi vida, un evento en un momento de mi vida estaba relacionado con otro evento y otro y otro…, eran cadenas de sucesos de eventos y todo esto ocurría en uno o dos segundos en mi mente. Por otra parte, me daba cuenta que muchas experiencias que había vivido eran falsas, es decir, muchas cosas que había aprendido con mi familia, en la iglesia, en la escuela, en el colegio y en la Universidad eran falsas, vivíamos en un mundo falso con personas falsas e instituciones religiosas y políticas falsas. Esto fue un gran choque mental y me causaba mucho dolor existencial.
Tenia mucho miedo, estaba muy confundido y como estaba en el piso trece de un edificio, temía que de alguna manera saliera por la ventana y me hiciera daño.
Repito, tenia mucho miedo, porque mi mente me seguía diciendo que “algo malo” había hecho y por eso me estaba volviendo loco. Era un fracaso completo, había venido a esta ciudad desde otro país para tener el éxito profesional que la mayoría de gente busca, quería cumplir las expectativas de los demás, de mi familia, de la sociedad, y ahora, simplemente me estaba volviendo loco, todo me parecía falso, no tenía creencia a que aferrarme, yo era nadie y todo era la ilusión de una extraña realidad.
Mi mente me decía que era un fracaso y que lo había arruinado todo. – Ya no tienes creencias a que aferrarte, eres un idiota, fracasado, no tienes en que creer, perdiste tu seguridad, tus certezas; me seguía diciendo mi mente condicionada.
Pero pasaron los días, me retiré de la Universidad, y justo antes de retirarme, un compañero con el que poco hablaba y por supuesto no le había dicho nada de lo que me pasaba, de manera extraña se me acercó y me entregó 3 libros. Me dijo, - Wilson toma estos libros, te los presto, te van a ayudar mucho, no te preocupes por devolvérmelos, solo léelos.
Me retiré de la Universidad terminando mi cuarto año de carrera, a tan solo dos años para incorpórame como psicólogo clínico. Ya retirado y prefiero no entrar en otros detalles para no extender demasiado este artículo, como digo, ya retirado de mi facultad, empecé a leer los tres libros que mi compañero me había dado sin yo habérselos pedido.
El primer libro se llama Cien años de Psicología, donde se exponen 100 años con los psicólogos y sus teorías más destacadas en el mundo de la psicología profesional. El segundo libro se llama El Tercer Ojo, que es un libro más esotérico que expone la facultad que tenemos de observar más allá de lo evidente. Y el tercer libro, que, para mí, puedo decir hoy, evitó que realmente me volviera loco, se llama El Doble Origen Del Hombre, es un libro de psicología transpersonal, donde se habla sobre las experiencias que yo había vivido.
En el libro El Doble Origen Del Hombre del profesor Karl Graf Dürckheim se encontraba mi experiencia tal cual la había vivido, y advertía, que quien experimente esta alteración de su consciencia, podría terminar en un hospital psiquiátrico por el resto de su vida o podría simplemente ser una maravillosa experiencia del “despertar de la consciencia”.
El libro menciona que los seres humanos tenemos un doble origen, uno material y otro espiritual. Esta dualidad podría generar conflictos existenciales, pero si las personas logran resolverlas, vivirán completos y despiertos.
El profesor Dürckheim me había ayudado con su libro y probablemente a muchísimas personas que, como yo, han tenido el despertar de su consciencia o la experiencia de la noche oscura o como le llaman algunos psicólogos transpersonales, el camino del guerrero.
Mi mente o Yo Racional como le llamamos en la Escuela Complejo Natura, empezó poco a poco a comprender que la vida, la existencia no solo es materia observable y que no podía negar o dejar de lado mi espiritualidad que es otra forma de materia, aunque también podemos decir que la materia es otra forma de espiritualidad, en fin, es igual.
Hay que decir, que este misterioso compañero que me ayudó muchísimo al facilitarme estos libros, cuando por fin pude regresar a la universidad y pensaba devolverle los libros y sobre todo agradecerle por lo que había hecho por mí, me enteré lamentablemente, que había fallecido.
¿Sería que sabía lo que me pasaba?, ¿Realmente por qué me prestó estos libros? Nunca supe de qué murió y tampoco quién era realmente, no indagué sobre él porque todavía me sentía muy mal, muy confundido y tenía temor de enterarme de algo que quizás me hiciera daño mentalmente, aunque la verdad es, que, por el contrario, su ayuda me hizo mucho bien.
A partir de ahí, me han llegado otros libros, videos, personas, películas y en general de todo un poco, es como que todo está disponible para transitar mi camino terrenal espiritual; estos dos aspectos del ser humano no están separados, tienen un mismo origen, son una Unidad y así es como debemos comprenderlo, ninguno excluye al otro, es más, no se debe excluir ni lo material ni lo espiritual, porque sufriríamos consecuencias producto del desbalance de la Unidad, tal cual lo vemos hoy en día en el planeta.
Cuando existe desbalance en nuestras vidas, las fuerzas de la naturaleza se encargan de reestablecer dicho balance natural, es un yin yang, pero a veces lo hace con eventos caóticos.
En este camino intuitivo fui recuperando mi confianza, de repente ahora volvía a acceder a un campo de información con la práctica de la meditación, pero ya no me asustaba lo que veía en mi mente, solo observaba y lo experimentaba.
Parece que el Universo conspira a nuestro favor después de tener estas experiencias del “despertar”. Apareció otra persona que se ofreció a enseñarme a hacer regresiones y progresiones, es más, me insistía mucho, puesto que yo me negaba ya que aún sentía temor de lo que podría pasarle a mi mente; aprendí mucho de todas las personas a las que acompañé y facilité la regresión, ellas lograban bajar información muy valiosa para sus vidas.
También empecé a escribir algunas de mis experiencias espirituales y sobre el cambio en mi manera de observar la realidad, lo que alguna vez me asustó muchísimo, el darme cuenta que en realidad no era nadie y que todo era una ilusión incluyéndome a mí, ahora era liberador puesto que ya no era necesario encontrarle un sentido a la vida y pues la vida sin sentido no se veía ni sentía tan mal, al contrario era un gran peso existencial menos en mi vida, podía vivir con mayor plenitud el “aquí y ahora”.
Había momentos en el que entraba en una especie de meditación espontánea y bajaba, por decirlo de alguna manera, información muy valiosa que sentía luego debía compartir con la humanidad. Dicha información se trataba de principios de la naturaleza, que eran conocidos por científicos de las llamadas ciencias de la complejidad, pero no eran conocidos por la gente común y corriente como ustedes o yo.
Es así que con el tiempo se creó la Escuela Complejo Natura, donde ahora estudiamos los 20 principios del Complejo Natura. Principios que todas las personas deberían conocer, les ayudaría mucho a despertar y comprender este mundo natural, moderno y científico en el que vivimos.
Estas ciencias modernas coinciden con los mensajes que muchos místicos han dejado a la humanidad, pero que se han distorsionado por todas las religiones formales.
Estamos hablando por ejemplo del Campo de todas las posibilidades, del Vacío Cuántico, entre otros aspectos locamente maravillosos de la Matrix en la que vivimos.
El origen de todo es el Vacío Creativo, de ahí venimos y ahí volvemos como un juego eterno.
Nota: Este artículo está dedicado a Juan Carlos, quien me prestó los tres
libros que menciono en el artículo. Gracias JC y descansa en paz en el eterno
vacío creativo. Tu eres yo, yo soy tu y todos somos Uno.
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